Un grupo de padres de familia, empresarios y miembros de los Legionarios de Cristo convivieron con el padre Eduardo Robles Gil Orvañanos, director general de la congregación.
En el restaurante Ma Come No 330 se reunieron más de 60 leoneses en una comida privada con el padre Robles Gil para extender su apoyo y compromiso que tienen con esta congregación católica.
El padre Patrick O´Connell, L.C. dio unas palabras: “La presencia del P. Eduardo es importante para este grupo que a lo largo de los años ha recibido su apoyo, en lo bueno y en lo malo, yo quisiera que fuera una comida de agradecimiento por todo el tiempo que nos ha ayudado”.
Cuando fue el turno del P. Eduardo, habló sobre el mensaje que el Papa Francisco I ofreció por el Año de Vida Consagrada, en referencia a los tiempos pasado, presente y futuro .
Al hablar del pasado dijo que la amistad y cariño que han demostrado a la Legión en los últimos años ha sido de gran ayuda; en el presente pidió vivir con pasión el tiempo de renovación para reposicionar a la congregación y para el futuro trabajar con ellos con una visión común formando con valores a los jóvenes.
El director general de los Legionarios dijo bromeando que se encontraba sorprendido que los presentes soportaran al padre Patrick, provocando las risas de los asistentes; y dejó ver la amistad que los une desde hace varios años.
Se dio un tiempo para que los asistentes formularan preguntas y el padre Eduardo recomendó a los asistentes pasar más tiempo con su familia, teniendo como prioridad en primer lugar a Dios, después la familia y por último al negocio “no se van a arrepentir del esfuerzo que hagan al invertir tiempo en sus familias” dijo.
Josué Macías, subdirector del Instituto Cumbres, cuestionó al director general con las acciones que se van a emprender para ayudar a los más necesitados, a lo que el padre respondió que la prioridad para lo Legionarios de Cristo en la actualidad es consolidarse creciendo no en cantidad sino en profundidad y compartió la necesidad que existe de más asesores espirituales.
“Todos los que estamos aquí queremos reiterar el apoyo que tenemos en los Legionarios de Cristo”, dijo después de compartir su experiencia de vida cerca de aquella congregación.
Los asistentes comieron un trío de entradas compuesto por flor de calabaza rellena de queso de cabra, camarón capeado con salsa agridulce y taco de atún con salsa de anguila, como plato fuerte filete de res en salsa de morillas y de postre pay de manzana.
Dentro de su itinerario por esta ciudad el padre Eduardo Robles Gil vistió la comunidad de San Joaquín donde los Legionarios de Cristo, gracias al apoyo del Rotario de León, tienen una escuela primaria Mano Amiga que están a punto de extender al nivel de secundaria.
