Una redada ocurrida en un supermercado de Phoenix, Arizona, rompió el sueño americano de Silvestre Romero Lemus, de 31 años de edad, originario de León, Guanajuato.
Junto con nueve de sus compañeros de trabajo fue arrestado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
El día que ocurrió la redada, Silvestre trató de fingir que era residente legal, para evitar el arresto y la deportación. Por ello se atrevió a mostrar documentos falsos que traía consigo. Pero esa alternativa resultó peor, pues fue acusado de fraude.
Desde el 7 de enero de 2013 está preso en Arizona y su familia no puede contactarlo.
“Yo no sabía que estaba detenido, directamente nadie me avisó”, relató Amada Lemus, mamá del joven leonés.
“Me enteré por medio de una vecina, cuando uno de sus hijos -quien también trabaja en el mismo lugar- le platicó que hubo una redada en el trabajo y se llevaron a nueve de sus compañeros, incluyendo a Silvestre. Mi hijo no se ha comunicado, no sé nada de él”.
Desesperada, acudió a pedir ayuda a la Presidencia Municipal de León.
“El licenciado que me atendió me dice que lo agarraron por presentar una credencial falsa”.
Doña Amada platicó que su hijo abandonó León en 2006, cuando tenía 24 años de edad.
“Mi hijo se fue hace siete años, quería conocer la Unión Americana y trabajar. Mi hijo el mayor lo animó para que se fuera, se juntó con sus amigos y cruzó la frontera a pie, por el desierto. Hasta antes de su detención trabajaba en un supermercado en la ciudad de Phoenix”.
Desde hace dos años no ha podido hablar con su hijo.
“Sin razón aparente dejó de llamar. Tiene dos años que no hablamos, la última vez que habló fue el 10 de mayo de 2011”.
La señora está angustiada por el encarcelamiento de Silvestre.
“Estoy triste, uno de madre quiere lo mejor. Estoy preocupada, sin saber cómo me lo traten”.
El proceso contra Silvestre sigue su curso. Cuando lo liberen, será para enviarlo de regreso a México.
Tratan a mexicanos como criminales
La historia de Silvestre Romero es compartida por más de un millón de mexicanos que en los últimos cuatro años han sido arrestados en territorio estadounidense y repatriados.
Es tan elevada la cantidad de mexicanos deportados, que todos juntos llenarían 10 veces hasta el tope el Estadio Azteca.
El Servicio de Inmigración de Estados Unidos informó que entre 2009 y 2012 deportó a un millón 395 mil extranjeros de su territorio, de los cuales el 75% (poco más de un millón) son mexicanos.
La mitad fueron deportados por haber violado las leyes migratorias y la otra mitad por ser etiquetados como ‘criminales’, a pesar de que la mayoría cometió faltas menores.
Un estudio elaborado por los investigadores Rafael Alarcón, profesor del Colegio de la Frontera Norte, y William Becerra, subdirector de la Casa del Migrante de Tijuana, demostró que 2 de cada 3 deportados calificados como “criminales” en realidad habían cometido una infracción de tránsito o fueron arrestados durante redadas.
Los investigadores analizaron las causas de deportación de 3 mil 457 personas atendidas en la Casa del Migrante de Tijuana y descubrieron que el 92% de los repatriados habían cometido faltas menores y pese a ello fueron calificados como “criminales”.
Un reporte del Departamento de Seguridad Nacional reconoce que casi la mitad de los mal llamados criminales en realidad fueron deportados por faltas leves, y no por actos violentos o crímenes graves.

Condenado a 5 años de cárcel por emigrar
Francisco Alcántara Muñoz, originario de León, Guanajuato, fue condenado a pasar más de 5 años en prisión por haber reingresado a Estados Unidos sin documentos migratorios.
La sentencia de 63 meses de prisión la dictó el 14 de abril de 2011 una Corte federal en Albuquerque, Nuevo México.
Este hombre leonés, de 53 años de edad, ya ha cumplido dos años en la cárcel.
Su delito: haber cruzado a Estados Unidos, en busca de su familia, sin documentos legales.
De acuerdo con registros de la Corte, Francisco fue deportado por primera vez en febrero de 2010, en la ciudad Del Río, Texas.
Ocho meses después, en septiembre de 2010, la Patrulla Fronteriza lo detuvo en el condado de Luna, Nuevo México.
Se le inició juicio por reincidir en la violación de las leyes migratorias, y en abril de 2011 fue condenado a 5 años y tres meses de prisión.
Por el mismo delito fue condenado el 18 de enero de 2012 Martín Méndez Madrigal, un joven de 34 años originario de Cuerámaro, Guanajuato.
Aunque en su caso la sentencia fue menor: 46 meses de cárcel (3 años y 10 meses).
Martín había sido deportado en junio de 2011. A los pocos días de su repatriación, reingresó a Estados Unidos por Nuevo México. Agentes de la Patrulla Fronteriza lo detuvieron cerca de Columbus.
El 27 de octubre de 2011 se declaró culpable de reincidir en su intento de entrar a Estados Unidos y se le inició juicio. Saldrá libre hasta noviembre del año 2015; en esa fecha será repatriado.

Encarcelan a 300 mil
Al igual que Francisco y Martín, más de 300 mil mexicanos fueron encarcelados entre 2009 y 2012 por reincidir en violaciones a las leyes migratorias de Estados Unidos.
Todos fueron encarcelados antes de ser deportados, y cientos fueron sentenciados a pasar hasta 5 años en prisión.
Su delito: ir en busca de un empleo para mantener a sus familias.
Un informe del Servicio de Inmigración revela que en 2012 creció 12% el número de detenciones de personas que reincidieron en violar las leyes migratorias. Estos casos corresponden a los mexicanos que entraron a Estados Unidos, tras haber sido deportados.
En 2011 hubo 58 mil mexicanos que fueron encarcelados por reingresar ilegalmente a Estados Unidos y en 2012 la cifra subió a casi 65 mil.
En esos dos años hubo además casi 22 mil mexicanos apresados por ser “fugitivos de las leyes de inmigración”.
Tan sólo entre 2011 y 2012, las autoridades estadounidenses encarcelaron a alrededor de 145 mil inmigrantes mexicanos.

Separan a familias
María tenía 18 años de edad cuando emigró de León, Guanajuato, a Texas, en enero de 2003.
A los seis meses de haber emigrado, se unió con un hombre estadounidense nueve años mayor que ella.
La pareja fijó su residencia en la pequeña población fronteriza de Roma, Texas, en la que habitan unas 10 mil personas. Al poco tiempo, fueron papás.
En diciembre de 2005, María regresó a León para pasar las fiestas navideñas con su familia mexicana.
Cuando a principios de 2006 quiso regresar a su casa en Texas, fue detenida por las autoridades migratorias, acusada de haber permanecido ilegalmente por casi tres años en territorio estadounidense.
Fue apresada y sometida a juicio por violación de las leyes migratorias.
La joven leonesa inició un largo proceso legal -que se prolongó por cuatro años- para tratar de reunirse de nuevo con su pareja y sus hijos, en Texas.
La pareja de María -de 34 años de edad- alegó que la deportación definitiva representaría un duro impacto psicológico para los hijos de ambos.
“No quiero ni pensar en todo el sufrimiento, el dolor y la angustia que pasarían mis hijos, si no se le otorga el perdón”, expuso el esposo en una declaración ante las autoridades.
El marido también expuso que María era la responsable del cuidado de sus hijos, pues él trabajaba como conductor de camiones y se ausentaba con frecuencia de la casa. Además, dijo que la separación le había provocado una profunda angustia y depresión.
También alegó que él no podría mudarse a México para acompañar a María en caso de que fuera deportada, porque tiene problemas para hablar, escribir y leer español, lo que dificultaría la posibilidad de encontrar un empleo para sostener a su familia.
Además argumentó que León, Guanajuato -de donde es originaria su mujer-, se había convertido “en un lugar muy peligroso para vivir”.
Lo anterior lo expuso, porque cuando se promovió la apelación, el Departamento de Estado había incluido al estado de Guanajuato en “una alerta de viaje” para sus ciudadanos.
Todos los argumentos fueron en vano. Al final, las autoridades estadounidenses negaron la petición de residencia y la familia quedó separada.

Deportan a 60 mil padres de familia al año
Las Leyes migratorias de Estados Unidos califican como “inadmisible” el reingreso a Estados Unidos de cualquier extranjero que permaneció como indocumentado por un año o más, aún cuando esto implique la separación de una familia.
Cuando algún mexicano en esta condición reingresa a territorio estadounidense, incurre en un delito que es castigado con la cárcel.
Así le ocurrió a María. Cuando sea liberada, será para deportarla a México, lejos de sus hijos y de su esposo.
Como ella, al menos 60 mil inmigrantes mexicanos son separados cada año de su familia a causa de la deportación.
Un informe obtenido a través de las leyes de transparencia de Estados Unidos (FOIA) revela que el equivalente al 20% de los deportados son padres de familia, que dejaron a sus hijos en la Unión Americana.
Hace seis años, el porcentaje de deportados que dejaban a su familia en EU, era de sólo el 8%.

Deja dos hijos en EU
José emigró de Guanajuato a Florida hace ya casi 20 años. Allá se casó y tuvo dos hijos.
Su juventud fue desenfrenada y en dos ocasiones estuvo involucrado en problemas con la justicia.
En enero de 1996 fue acusado de golpear a un policía, y tras un año en prisión, la Corte del Condado de Collier le otorgó libertad condicional.
En noviembre de 1997 de nuevo fue arrestado por huir del sitio donde se accidentó con su vehículo, y fue condenado a pagar multas y asistir a un curso en una escuela de manejo, el cual concluyó con éxito.
Ese par de antecedentes lo marcaron, pues cuando fue arrestado por tercera vez, se determinó su deportación.
La noticia fue devastadora para la familia, residente en un poblado del Condado de Collier, al sur de Florida.
La esposa declaró ante las autoridades que la deportación de José rompería la unidad familiar, pues ella sería incapaz de mudarse a México, ya que nunca había salido del pueblo donde nació y creció, y su familia inmediata estaba a una distancia máxima de cinco kilómetros de su casa. Además, ni ella ni sus hijos hablan español y no podría utilizar en México su licencia para la práctica de la enfermería, que es la profesión que desempeña en Florida.
Un hijo de la pareja fue diagnosticado con Déficit de Atención e Hiperactividad, “y los doctores y medicamentos no estarían tan disponibles en México”, consideró la esposa.
Además, otro hijo de la pareja, de 13 años de edad, está totalmente integrado al estilo de vida norteamericano y sufriría dificultades extremas en caso de que tuviera que trasladarse a México, a acompañar a su papá.
El abogado defensor alegó ante las autoridades de Miami que en caso de que José fuera enviado a México y la familia se quedara en Florida, “tendría escasos recursos económicos, no sería capaz de viajar a visitar al deportado y la comunicación sería difícil debido a las limitaciones de la infraestructura de comunicaciones en Guanajuato”.
Al final, tras un proceso legal de más de tres años, José fue deportado. De nada sirvieron los ruegos y la familia se separó.

Las estadísticas por año

Deportaciones de mexicanos por año

228,027 en 2009
255,225 en 2010
269,372 en 2011
294,129 en 2012

Nota: La estadística incluye deportaciones por violación a leyes migratorias y otros delitos.

‘Criminales’ mexicanos deportados
102,225 en 2009
146,829 en 2010
162,523 en 2011
169,042 en 2012

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